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Desde otra perspectiva, no desde la ciencia, existe la creencia que los científicos estamos todo el día estudiando, haciendo experimentos y dando conferencias. Y si bien esto en parte es cierto, la realidad es que el día a día es mucho mas complejo y los científicos también caemos en los problemas más mundanos como el impacto de la inflación en nuestros subsidios. Entonces hacer ciencia también se trata de ingenio, estrategia y arte. Ingenio y estrategia para que cuando los fondos lleguen, se usen rápidamente, se combinen con otras investigaciones, se paguen por adelantado servicios; y arte al transformar lo “poco” en “grandes resultados”.

Alguna vez por allí escuche que para ser un “emprendedor” debías estar dispuesto a: vender tu auto, no tomar vacaciones, trabajar fines de semana. Pues mis queridos lectores, ahí también entramos los científicos… Y me vas a entender si sos uno de ellos. ¿Cuántos fines de semana hiciste lugar para terminar de escribir? ¿Cuántas vacaciones usaste para terminar la tesis? ¿Cuánto subte o bus tomaste antes de comprar un pequeño autito? ¿Cuántas decisiones personales tomaste de acuerdo a los deadlines?.

Para aquellos que tenemos la enorme fortuna de sentir la ciencia como un estilo de vida, sabemos que el camino es arduo, tortuoso, con horizonte incierto, complejo y extenuante, algo así como un camino de ripio; aun así decidimos agarrar el volante e iniciar el viaje. Sabemos, en el fondo, lo que se siente cuando logramos objetivos medibles, como cuando ganamos el subsidio que nos permite, al fin, comprar la impresora. Si, la impresora!!!. ¿O uds creían que teníamos todo?.

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