Después de 33 años trabajando en un Hospital público con grandes limitaciones, pero con muchos desafíos resueltos, decidí hacer un cambio rotundo: cambiar de país, cambiar de cultura e idioma y pasar a producir ciencia en un ámbito privado. Y aún existía un desafío más grande y es que no lo hacía a los 30 años, ni a los 40 años, ni siquiera a los 50 años, lo hacía casi al borde de los 60 años, cuando para casi todo el mundo sería señal de jubilación, para mi representó mi bisagra para la búsqueda de otro aspecto de la ciencia y de la vida. Pues fue así, no quería morir sin vivir una cuota de locura y desarraigo y un futuro que recién empezaba.
Muy arriesgado, dirían algunos, una locura dirían otros, una posibilidad diría yo. Es que cuando tu vida cabe en una valija, tu futuro cabe en el mundo entero. No hay límites. Y así, solo con la ropa puesta, emprendí el reto más grande mi vida.
3 meses después de desembarcar en U.S. tenía trabajo en una empresa privada que produce ciencia, ciencia traslacional y tests clínicos para pacientes con ciertas alergias alimentarias. Y si bien mi especialidad siempre fue hemostasia y trombosis, mi formación fue mucho más allá de una mera especialidad.
Toda mi formación me permite mirar la ciencia desde diversos ángulos, tomar decisiones basadas en datos y crecer en base a mis habilidades. Cuando te formas en la ciencia, no te das cuenta de que te conviertes en un científico con todo lo que ello implica y lo que implica es que podés desarrollar ciencia en diversas especialidades, mas allá de lo que dicen tus títulos. Si es verdad, tengo una gran formación en ciencia clínica y ciencia traslacional y además como bioquímica clínica, tengo una gran formación en trabajo asistencial. Entonces el mundo no se limita solo a una ciencia de 1 metro x 1 metro, sino que el mundo es mi nuevo límite.
Todos esos años de tanta formación, de decir que “si” a cada curso interesante, de decir que “si” a cada puerta que se abría, de decir que “si” a convalidar diferentes líneas de investigación, resulta que hoy se traduce en esto en lo que me he convertido: una científica capaz de resolver.
Este blog está dedicado a aquellas personas, científicas, que creen que sus capacidades son limitadas. Pues no. Un científico es una persona capaz de entender más allá de lo que dice su C.V., es una persona con capacidades ilimitadas para pensar y resolver lo que se presente. Un científico utiliza todas sus habilidades y herramientas para resolver problemas diarios y sus conocimientos para ampliar los límites del saber. Un científico no tiene bandera. Es aquella persona que cree que con la ciencia se llega a muchos y que con poco se logra la diferencia.